Desde siempre, uno de los desafíos del hombre y de la psicología, es «llegar, comunicarse» y ayudar al mas aislado, impedido: al hombre en gran dolor psíquico. Después de la segunda Guerra Mundial, la población demandante de atención, aumentó en cifras inimaginables. Esto obligó a los sistemas de salud a implementar nuevas formas y técnicas de atención, más rápidas, eficientes. Ocupándose de varios pacientes al mismo tiempo. Así se instauraron los primeros grupos terapéuticos.
La relación cuerpo-mente, constituye un campo de exploración, trabajo y reflexión de significativa importancia. En el se incluyen cuestiones ligadas tanto al conjunto de técnicas terapéuticas y expresivas, como a las teorías que las sustentan.
Danza Movimiento Terapia, surge en los Estados Unidos en la década de los 40 y es fundadora de la «aplicación terapéutica» de la danza-movimiento, incursionando en las conexiones cuerpo-mente.
Un grupo de pioneras europeas, bailarinas y coreógrafas profesionales, se instalaron en la costa este y oeste y brindaron su arte al servicio de hospitales psiquiátricos. Para gran sorpresa de todos, observaron como aquellos pacientes absolutamente aislados, aparentemente inagrupables, comenzaban a moverse y a contactarse usando su cuerpo olvidado y herido, al compás de la música.
La danza, la música y el ritmo, la utilización de objetos (pelotas, géneros, dibujos, etc.), todo servia como medio para expresar y explorar la vida interior de los pacientes, sus fantasías y sus conflictos. Descubrían el valor terapéutico de la Danza y el Movimiento.
Con aportes de la Psicología Contemporánea, el Psicoanálisis, las teorías de Adler, Jung, Sullivan, Winnicot, el Psicodrama y la Psicología del Self; estas pioneras en la DMT, comienzan a sistematizar sus ejercicios y a ofrecerlos fuera del ámbito hospitalario.
Su objetivo era ayudar a recuperar la integridad y la armonía psicofísica del Neurótico-Normal-Urbano, que abrumado por el stress, hipertrofia algunos aspectos de su personalidad en función de una sobre adaptación social a las exigencias del mundo actual. Olvida, relega o reprime su vida personal y afectiva bloqueando su creatividad y expresividad, perdiéndose en una gran sensación de soledad e incomprensión.
En 1965 se funda la American Dance Therapy Association, organización que definirá la actividad como el «uso terapéutico del Movimiento en un proceso que busca la integración física, cognitiva y emocional del Individuo». Asimismo, esta asociación establece las normas educativas y éticas en el ejercicio profesional de las Danzaterapeutas. A través del trabajo de Mary Whitehouse, Marian Chace, Blanch Evance y Trudy Schoop, se inicia la formación en danza terapia que se establecerá en las universidades en los años 70.
DMT implica considerar como supuestos básicos, que Cuerpo y Mente están en constante interacción reciproca. Los cambios en el movimiento afectan el funcionamiento general de la persona.
Movimiento, postura y gesto, reflejan la personalidad y encierran una memoria a la que es posible acceder y destrabar, promoviendo salud y desarrollo.
El surgir de la «propia danza», autentica y espontánea, produce un insight corporal accediendo a donde la palabra no llega y posibilitando un nuevo enlace con ella.
El espacio transicional que se crea en una sesión grupal o individual de DMT, permite observar y vivenciar en el «aquí y ahora», el resurgir y recuperar las habilidades y capacidades del paciente. A través de la Danza y en la acción, él es el protagonista y testigo de su propio cambio.
